martes, 22 de junio de 2010

Luis Alberto Ambroggio

LA DUDA , Luis Alberto Ambroggio

Dudar es caminar en el mundo de las ideas
al mover una pieza en un juego de ajedrez;
es preguntarse siempre el porqué de lo que sea
dejando abierto el interrogante cada vez.

Dudar es andar esta vida cruel y humana
en el paso ebrio de su rígida estrechez
y saber lo que se sabe, poco y nada
sin encontrar casi nunca razón a lo que es.

Dudar es ir viviendo la muerte poco a poco
como en un encierro sofocante de vejez
enfocar las cosas y no obtener el foco
que las capture todas con perfecta nitidez.

Dudar es un buscar sabio sin encuentro
del pensar mismo en su insaciable avidez,
es el hombre en sí definido muy por dentro
en carne y alma con su incógnita a través.

OLAS DE FUEGO, Luis Alberto Ambroggio

Mis besos suenan
como gotas de agua
abriendo al caer
tu mansión de agua y de seda.
Tus besos no suenan
forman agua con mi agua
naufragio divino
de varias profundidades

No sé si llegaremos a ser un mar
de ritos evaporados.

EL TESTIGO SE DESNUDA, Luis Alberto Ambroggio

A Nela Río

¿Para qué escribo?
Para crucificarme y resucitar luego como tierra húmeda e inocente.
Para ser el último y el primero.
Para detener de una vez el río en la mano y beber agua.
Para que quienes beban las gotas sepan que hay río.
Porque los colmillos hacen ruido de frío, piedra y furia
Y porque las sombras de mis días y noches pierden todos los jeroglíficos.
Para que me entiendan y no me entiendan los que pasean en las calles
..........con sombreros de todo tipo.
Para que quienes entiendan me inventen sin dolores de espalda.
Escribo para sembrar cenizas de colores en la soledad vasta y el gran silencio
Y porque sin besar, beso, y sin morir, muero.
Y me escapo con las manos llenas de insomnios indignos
Para transformar las noches en una luz feliz y el día en dos sueños rojos.
Escribo para repetirme hasta el olvido y recordarlo en cada verso
Y porque así el principio y el fin se tornan inagotables.

MAÑANA DE OTOÑO, Luis Alberto Ambroggio

Mañana otoñal
De viejas memorias
Bellezas y glorias
En sin fin manantial
De amarilla hermosura
Que el viento produce
Y en minutos reduce
A un montón de basura.
¡Qué cosa más linda
de gozar con premura
mientras la brisa murmura
y el árbol le brinda
con colores de encaje
su temporal despedida!
¡Qué bella la vista,
qué triste el mensaje!

MI PRIMER VUELO, Luis Alberto Ambroggio

Hoy me entregué al viento
con alas grises de alivio
en la libertad del cielo.
Miré el azul de cerca
y el horizonte no era sólo poesía
sino también referencia.
Fui yo, no me llevaron
un poco como pájaro,
niño mimado del aire
titubeante en los primeros pasos.
Volar es la fascinación del alma.
La tierra me espera
con brazos de madre.
Con mi sonrisa feliz
le traigo algo del sol triunfante.

Luis Alberto Ambroggio , Biografía



Luis Alberto Ambroggio
1945-

Nació en Córdoba, Argentina. Desde 1967 reside en los Estados Unidos. Estudió Filosofia y
Letras, Ciencias Sociales y Económicas. Al presente como empresario aeronáutico combina su entusiasmo por el vuelo y su entrega poética ("Si mis huesos serán cenizas, mi alma se quedará en poemas").

Luis Alberto ha sido miembro de SIADE, Academy of American Poets, miembro de la Asociacion Prometeo de Poesia (Madrid), Director de la AIP, colabora con publicaciones de EE.UU., Europa e Hispanoamérica, en donde ha participado en recitales poéticos. Autor de la letra de la cancion folklorica "Dame el Pan Argentina" grabada en long-play junto a la "Oda a la Patria" de Borges. Participa en el programa "Poemas Poster" y la transmision radial por Canada de poesía en español, organizados por la Universidad de St.Thomas. Algunos de sus poemas, traducidos al inglés, aparecen en textos de Literatura en Instituciones Educativas de los EE.UU. "Bridges to Literature", "Passages". Su poesía ha sido grabada en los Archivos de Literatura Hispanoamericana de la Biblioteca del Congreso de los EE.UU. Ambroggio ha sido honrado con la designación de Miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.

Teodosio Fernandez catalogaría la poesía de Ambroggio dentro de la corriente actual caracterizada por una "sencillez engañosa" que busca la complicidad del lector dentro de su brevedad y desnudez que se acerca al silencio. "Sencillez exquisita" (María del Aguila Boge Pineda). "Poesía dulce y culta" la calificaba el poeta sevillano Juan Sebastian. "Estamos ante un poeta tremendamente humano" escribió el ensayista cubano Octavio Costa con motivo de la presentación del libro "Poemas de Amor y Vida" en el Club de Prensa de Los Angeles. El filólogo andaluz Dr. Enrique R. Baltanas concluye su análisis afirmando: "Luis Alberto se aferra al manantial seguro, inagotable, de donde bebe tanto la poesía como la vida". "Sólo seré viejo cuando ya no tenga más vida para amar, nos confiesa en español, a caballo entre Borges y Whitman, este hombre del aire..." "Poeta valioso", escribe Odón Betanzos Palacios, Presidente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. En opinión de la destacada crítica literaria Dra. Moraima Semprúm de Donahue "no cabe duda que nos hallamos ante una literatura de singular atractivo e intelectualidad".

miércoles, 9 de junio de 2010

Por rincones de ayer, José Agustin Goytisolo

En lugares perdidos
contra toda esperanza
te buscaba.

En ciudades sin nombre
por rincones de ayer
te busqué.

En horas miserables
entre la sombra amarga
te buscaba.

Y cuando el desaliento
me pedía volver
te encontré.

Palabras para Julia, José Agustin Goytisolo

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía, es mejor vivir
con la alegría de los hombres,
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada,
te sentirás perdida o sola,
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto,
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Un hombre sólo, una mujer
así, tomados de uno en uno,
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti,
cuando te escribo estas palabras,
pienso también en otros hombres.

Tu destino está en los demás,
tu futuro es tu propia vida,
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas,
que les ayude tu alegría,
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares,
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname, no sé decirte
nada más, pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre, siempre, acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Palabras nunca dichas, José Agustin Goytisolo

No sabía decirlas, no podía;
porque jamás las pronunciará antes,
juntas así.
La angustia la mataba,
imposible aguantar aquel anhelo
que era dolor cruel
de tan agudo.
Y las palabras nunca dichas
fueran el único remedio
en aquel trance
que alteraba su cuerpo:
de la piel, hasta lo más profundo.
Con voz rota ella pide:
¡oh tú, por caridad ayúdame
a decirte que... Palabras.

Esa flor instantánea, José Agustin Goytisolo

Miedo a perderse ambos,
vivir el uno sin el otro:
miedo a estar alejados
en el viento de la niebla,
en los pasos del día,
en la luz del relámpago,
en cualquier parte. Miedo
que les hace abrazarse,
unirse en este aire
que ahora juntos respiran.
Y se buscan y se buscan
esa flor instantánea
que cuando se consigue
se deshace en un soplo
y hay que ir a encontrar otras
en el jardín umbrío.
Miedo; bendito miedo
que propicia el deseo
la agonía y el rapto,
de los que mueren juntos
y resucitan luego.

Así..., José Agustin Goytisolo

Algunas veces llego
presuroso, rodeo
tus rodillas, toco
tu pelo. ¡Ay Dios, quisiera
decirte tantas cosas!
Te compraré un pañuelo,
seré buen chico, haremos
un viaje....No sé,
no sé lo que me pasa.

Quiero morir así,
así en tus brazos.

José Agustin Goytisolo, Biografía


José Agustín Goytisolo
(1928-1999)

Miembro de una conocida familia de escritores –sus hermanos Juan y Luis son conocidos novelistas–, el poeta José Agustín Goytysolo formó junto con Gabriel Ferrater, Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma o el novelista Juan García Hortelano, entre otros, la llamada Escuela de Barcelona –núcleo de la Generación de los 50–, que revitalizó con fuerza la apagada lírica española de la posguerra.

José Agustín Goytisolo Gay nació en Barcelona el 13 de abril de 1928. Era hijo de José María Goytisolo y de Julia Gay, dama oriunda de l'Empordà (Girona) pero de ascendencia francesa.

Los antecedentes más cercanos de la familia Goytisolo se remontan al bisabuelo Agustín, nacido en Lequeitio (Vizcaya) en 1812 y que, muy joven aún, se fue a hacer las Américas a Cuba, donde amasó una gran fortuna. De regreso a Cataluña adquirió varios inmuebles en una zona señorial y hasta se hizo construir una mansión en la entonces solitaria plaza de Cataluña.

Buena parte de su patrimonio lo heredó su hijo Antonio, abuelo de los escritores, el cual compró un palacete morisco en la Ciudad Condal, donde vivía holgadamente tanto de sus rentas como de las de su esposa, Catalina Taltavull, heredera a su vez de una enorme fortuna derivada de negocios familiares en la isla de Menorca. De este matrimonio nacieron cinco varones y cinco mujeres.

El hijo mayor, José María se casó en 1918 con Julia Gay Vives, una bella joven de la burguesía liberal ilustrada y bienpensante, mujer culta que entendía varios idiomas, tocaba el piano e incluso llegó a escribir poesía. Ella transmitiría esa vena literaria a sus hijos, escritores en el futuro. En el palacete nacerían Antonio, que moriría adolescente y Marta. Luego la familia se trasladaría a un caserón de la Vía Augusta, en el que nacieron José Agustín y Juan, éste en 1931. En 1935 nace el más pequeño, Luis, en una casa de estilo francés que la familia acababa de adquirir en la parte alta de la ciudad.

Durante todos estos años, los Goytisolo disfrutaron de una confortable vida burguesa, cuya placidez quedó bruscamente truncada por el estallido de la Guerra Civil en julio de 1936. Huyendo de las iras anarquistas se refugiaron primero en una finca que la familia tenía en el Maresme y después en una masía de Viladrau, pueblo montañés cercano al Montseny donde los hermanos vivirían un forzoso y largo período vacacional impuesto por la guerra. Una guerra que trajo la desgracia a la familia, ya que en una de sus idas a Barcelona, la madre fue alcanzada en el Paseo de Gracia-Gran Vía por una bomba de la aviación franquista, muriendo en el acto.

Algunos han querido ver en este episodio dramático el origen de la animadversión que los futuros escritores profesarían al franquismo, unos como activos militantes del Partido Comunista de España, y otros como José Agustín que jamás militó en partido alguno pero que destacó siempre por su participación en actos de rebeldía contra el régimen de los vencedores. Para otros, la ausencia de la madre explicaría también las divergencias que posteriormente surgieron entre los hermanos y su dedicación a la escritura como válvula de escape. Los hermanos Goytisolo, sobre todo José Agustín, jamás asumieron la trágica desaparición de aquella madre que era el núcleo aglutinador de la familia. Cuenta Miguel Dalmau, autor de la biografía "Los Goytisolo", que los tres hermanos fueron educados por el padre en el miedo y un abrumador sentido de culpa colectivo por la muerte de la madre. A ello han de sumarse las difíciles relaciones que mantuvieron con su progenitor, lleno de paranoias y fijaciones por la esposa y el hijo primero fallecidos. Tal era su estado mental que convirtió a su mujer muerta en tabú familiar, prohibiendo siquiera mencionarla indirectamente, hasta el punto de imponer el nombre de Eulalia a una sirvienta que se llamaba Julia, como su esposa.

Terminada la guerra, los Goytisolo crecerían en la Barcelona de los duros años cuarenta, soportando los rigores de una educación impregnada hasta la médula del nacionalcatolicismo. Para mayor frustración, con el franquismo sobrevino también el declive económico de la familia.

Expulsado de los jesuítas junto con su amigo Joan Raventós, José Agustín continuó sus estudios en los hermanos de la Salle, entre 1940 y 1945, donde terminó el bachillerato. Matriculado en Derecho en la antigua Facultad de Letras de la Universidad de Barcelona, sufrió la violencia de los miembros del Sindicato Español Universitario (SEU), siendo expedientado por una supuesta vinculación al Partido Comunista, lo que le obliga a desplazarse a Madrid. Allí se relaciona con gente como Emilio Lledó, José Angel Valente y Angel González, en una época en la que ya había nacido el embrión del llamado grupo de Barcelona, cuyos integrantes se reunirían regularmente en el desaparecido bar Cristal de la calle Balmes, para hablar entre copa y copa de lo humano y lo divino. Era un grupo compacto en la amistad pero disperso en los gustos literarios. Mientras que Gil de Biedma era más bien anglófilo y Carlos Barral francófilo, José Agustín estaba más cercano a Dámaso Alonso, Antonio Machado, Pablo Neruda o poetas italianos como Cesare Pavese o Pasolini.

José Agustín fue de los primeros en sobresalir como literato y aunque en 1955 ya había editado "El retorno" con claras influencias de la llamada poesía ética, su libro es de las pautas de la Generación del 98. En 1959 participó junto a los más relevantes poemas "Salmos al viento" (1958) quien lo revela como una de las voces más contrastadas de la poesía de la posguerra, erigiéndose en alternativa a toda una serie de poetas de muy buen trino pero con el reloj parado y anclados poetas de su generación, en el homenaje a Antonio Machado, en la localidad francesa de Collioure, donde el universal poeta sevillano se halla enterrado. Fueron años de efervescencia, en los que José Agustín se sumergió de lleno.

A lo largo de la década de los sesenta intervino en diversos homenajes a figuras republicanas y en actos como la Caputxinada de 1966, uno de los hitos políticos de Cataluña que marcaron el camino hacia la todavía lejana democracia. José Agustín Goytisolo refleja magistralmente los vaivenes de aquellos años en obras como "Años decisivos" (1961), "Claridad" (1961), "Algo sucede" (1968) o "Bajo tolerancia" (1977). Durante esta época se dedicó también a pronunciar conferencias sobre poesía catalana y a escribir sobre el mismo tema en publicaciones españolas y extranjeras. Fruto de ello es la "Antología Poetas catalanes contemporáneos", preparada por José Agustín y que se agotó en sólo tres meses.

Su amistad con el gran cantautor Paco Ibáñez, iniciada a mediados de los sesenta, contribuiría a difundir su obra mediante multitudinarios recitales en Europa y Sudamérica, donde su verso sencillo y hondo prendería en el alma de las gentes. Más tarde pondrían música a sus versos Amancio Prada, Rosa León y Joan Manuel Serrat. Versos como Palabras para Julia, El lobito bueno, Me lo decía mi abuelito, "Historia conocida", Soldado si, La berceuse de Julia, etc, trascendieron las paredes de las bibliotecas y de las universidades para convertirse en referentes populares de una época, en la que el poeta prefería que se hablara más de su obra que de sí mismo. Sus poemas, de hecho eran conocidos más allá del restringido ámbito estrictamente literario. Baste decir que en 1993 se estrenó en la Universidad de Málaga, un espectáculo titulado "La voz y la palabra", que se convirtió en itinerante un año después. En él, José Agustín recitaba con una sobriedad estremecedora, alternando su voz con las canciones de Paco Ibáñez sobre poemas no sólo propios, sino de toda la lírica castellana. Entre 1994 y 1995 recorrió toda España, viajó a Buenos Aires, Montevideo, Sarajevo y París. Con el mismo título grabó un CD que se convirtió en una pieza de coleccionista, por la mínima difusión que de él se hizo a instancias del poeta.

José Agustín Goytisolo formó parte, a finales de los años setenta y principio de los ochenta, del Taller de Arquitectura, iniciativa que reunió a poetas, arquitectos, sociólogos, urbanistas y otros personajes destacados en diversos ámbitos creativos y profesionales. Aglutinado en torno a la figura del arquitecto Ricardo Bofill, el objetivo del colectivo era buscar una arquitectura vinculada a las exigencias materiales y culturales del hombre de finales del siglo XX.

Entre 1980 y 1990 Goytisolo publicará "Los pasos del cazador", en el que ofrecía su propia filosofía, "Palabras para Julia y otras canciones" (1980), "A veces gran amor" (1981), "Sobre las circunstancias" (1982), una antología temática de su obra, "La bruja hermosa" (1984), "Final de un adiós" (1984), donde vuelve a la formula elegíaca que ya empleara en "El retorno", "El pirata honrado" (1984) y "El rey mendigo" (1988) finalista del Premio Nacional de Literatura en 1989.

Después de varios años de silencio poético debido a las depresiones que atenazan su inventiva, parece volver a encontrarse con la inspiración y da salida a varios poemarios: "La noche le es propicia" (1992), una historia de amor en cuarenta poemas que dedicó a Pedro Salinas, "El ángel verde y otros poemas encontrados" (1993), "Elegías a Julia Gay" (1993), dedicado a la memoria de su madre, "Novísima Oda a Barcelona" (1993), donde reconstruye en setecientos versos la historia de la Ciudad Condal desde el siglo IV hasta el año 2010, con unas predicciones que no fueron del agrado de ciertas instituciones. A estas obras siguieron "Como los trenes de la noche" (1994), "Cuadernos del Escorial" (1995), "Las horas quemadas" (1996) y la antología "Poeta en Barcelona" (1997). Además de haber escrito una veintena de libros propios, Goytisolo ha traducido a otros autores, tanto extranjeros (Quasimodo, Ugaretti, Pavese, Pasolini, Quarantotti, Bassani, Agostinho Neto, Esenin, Puccini), como españoles en lengua catalana (Salvat-Papasseit, María Manent, Joan Vinyoli, J. V. Foix, Carles Riba, Josep Carner, Gabriel Ferrater, Rosselló-Pòrcel, Salvador Espriu, Josep Mª de Segarra, Pere Quart y Montserrat Roig). También ha preparado varios volúmenes antológicos:

# Nueva poesía cubana. Antología poética
# Poetas catalanes contemporáneo
# Veintiún poetas catalanes para el siglo XXI
# Jorge Luis Borges:
# Poemas escogidos José Lezama Lima: Esfera-imagen y Fragmentos a su imán.

El 19 de marzo de 1999 moría trágicamente al precipitarse desde una ventana. Algunos de sus allegados afirman que en el momento de su fallecimiento se encontraba muy deprimido, manejándose la hipótesis del suicidio. La familia, sin embargo negó esta posibilidad y atribuyó su muerte a un desgraciado accidente mientras reparaba una persiana.

Nos deja un extenso conjunto poético donde tras un disfraz a veces irónico, otras veces sarcástico se esconde un personaje tierno y cargado de tristeza. Poseedor de uno de los lenguajes más depurados de la literatura castellana de los últimos años, Goytisolo consigue que sus poemas tengan un aire de inmediatez y de frescura, a la par que una clara aspiración de construir un nuevo humanismo sobre los escombros de la cultura oficial que el grupo de los 50 quiso demoler con su piqueta.

Para su adiós quizás sean adecuadas las mismas palabras que pronunció en Coulliure ante la tumba de Machado: "Yo no he venido a llorar tu muerte, sino que alzo mi vaso y brindo por tu claro camino y porque siga tu palabra encendida".

He aquí un pequeño poema, recogido de su libro "Palabras para Julia y otras canciones", amargo y con tintes "machadianos", reflejo de la tristeza del poeta barcelonés:


ADIÓS

Señor de todas las cosas
que yo tuve, escúchame.
Nada de lo que tenía
me sirvió para después.

Nada de lo que tenía:
ni la mirada más pura
ni el amor ni la esperanza
ni tan sólo la alegría.

Señor de mis ilusiones
perdidas hasta más ver.
Ojalá que en mi camino
no te cruces otra vez

COMO LA PIEL DE UN FRUTO

Como la piel de un fruto suave
A la amenaza de los dientes
Iluminada alegre casi
Ibas camino de la muerte

La vida estaba en todas partes
En tu cabello sobre el césped
Sobre la tierra que añorabas
Sobre los chopos por tu frente

Todo pasó tal un verano
Sobre tu carne pura y breve
¡Como la piel de un fruto eras
tan olorosa y atrayente!

sábado, 5 de junio de 2010

Sonríe, Mario Chiappetta

Sonríe
porque la vida es bella.
Ríe
porque te amo.
El sol y la luna
salen todos los días
para ti.

Emociónate
no cierres el corazón
abre sus ventanas
y mira su interior.
Los sentimientos
que deambulan a la deriva
entre las ilusiones
la desesperanza
por un mar
de horas monótonas y felices.

El día
transcurre
la rutina del trabajo
te hace olvidar lo cotidiano.
Pero regresas
y la noche
inunda tu casa
la soledad te rodea
estas acompañada
y estas también sola.

Déjame
instalarme a tu lado
sentir la angustia
y el dolor
mirarte a los ojos
tus ojos verdes grisáceos
y otras veces miel.

Déjame
ocupar un rincón
de tu corazón
para sentir
lo que tu sientes
para reír
como tu ríes
para llorar
llorar como yo lloro.

Mis manos
aferran las tuyas
tu vida
es parte de mi vida
estamos entrelazados
como una enredadera
que trepa
por el muro de las horas
en busca del sol.

Las horas detenidas, Paul Éluard

Las horas detenidas" de Paul Eluard (traducción de Rafael Alberti),
Amadeo García: Música. Guitarras, voz, teclados, bajo
Sebastián Matthews: Guitarra, producción
Omar Ormachea: Bateria.

Un solo pensamiento, Paul Éluard

Sobre mis cuadernos de escuela,
sobre el pupitre, sobre el roble,
sobre la nieve y en la arena
escribo tu nombre.

Sobre las páginas leídas,
sobre las páginas incólumes
-piedra, sangre, papel, ceniza-
escribo tu nombre.

En las imágenes doradas,
sobre los signos de la Corte,
sobre tizonas y corazas
escribo tu nombre.

Sobre el desierto y en la jungla,
sobre la infancia de las voces,
sobre la rama y en la gruta
escribo tu nombre.

Sobre el pan blanco de los días,
sobre el prodigio de la noche,
sobre la flor y las vendimias
escribo tu nombre.

Sobre los cielos que azulan
en los estanques -muertos soles-;
sobre los lagos -vivas lunas-
escribo tu nombre.

Sobre las colinas remotas,
en las alas de los gorriones,
sobre el molino de las sombras;
escribo tu nombre.

Sobre los hálitos del alba,
sobre la mar y sus galeones,
sobre la demente montaña,
escribo tu nombre.

Sobre el vellón de los espacios
y el estertor de los ciclones,
sobre el limo de los chubascos,
escribo tu nombre.

Sobre las formas cintilantes,
sobre la pátina del bronce,
sobre las físicas verdades,
escribo tu nombre.

Sobre las rutas desveladas
y las sendas sin horizonte,
sobre las mareas humanas,
escribo tu nombre.

Sobre la llama que fulgura,
Sobre la llama que se esconde,
sobre los techos que se juntan,
escribo tu nombre.

Sobre la fruta en dos partida
del espejo que me recoge;
en mi lecho -concha vacía-
escribo tu nombre.

Sobre mi can goloso y tierno
y en la oreja que atenta pone,
sobre su salto poco diestro,
escribo tu nombre.

Sobre la grada de mi puerta,
sobre la loza y los arcones,
sobre las ascuas de la leña,
escribo tu nombre.

Sobre la carne que se entrega,
en la faz del amigo noble,
sobre la mano que se estrecha,
escribo tu nombre.

Sobre el vitral de los secretos,
sobre las bocas ya sin voces,
sobre los más hondos silencios,
escribo tu nombre.

Sobre el albergue derruido,
sobre el escombro de mi torre,
sobre los muros de mi hastío
escribo tu nombre.

Sobre la ausencia sin deseos,
sobre mi soledad insomne,
sobre los lúgubres aleros,
escribo tu nombre.

Sobre la calma que retorna,
sobre los extintos pavores,
sobre el anhelo sin memoria,
escribo tu nombre.

Y en el poder de tu palabra
mi vida vuelve a comenzar:
he renacido a tu llamada
para invocarte:

LIBERTAD!!

Versión de Carlos López Narváez

jueves, 3 de junio de 2010

Te amo, Paul Éluard

Te amo por todas las mujeres que no he conocido.
Te amo por todos los tiempos que no he vivido.
Por el olor del mar inmenso y el olor del pan caliente.
Por la nieve que se funde por las primeras flores.
Por los animales puros que el hombre no persigue.
Te amo por amar.
Te amo por todas las mujeres que no amo.

Quién me refleja sino tú misma me veo tan poco
sin ti no veo más que una planicie desierta.
Entre antes y ahora
están todas estas muertes que he sorteado sobre paja.
No he podido atravesar el muro de mi espejo.
Tuve que aprender la vida como se olvida
palabra por palabra

Te amo por tu sabiduría que no me pertenece.
Te amo contra todo lo que no es más que ilusión.
Por el corazón inmortal que no poseo
crees ser la duda y no eres sino razón.
Eres el sol que me sube a la cabeza
cuando estoy seguro de mí.

Versión de Luis A. Cano

Solamente deseo amarte..., Paul Éluard

Solamente deseo amarte
Una tempestad llena el valle
Un solo pez el río

Te he hecho
A la medida de mi soledad
Todo el mundo para esconderse
Días y noches para comprenderse

Para contemplar en tus ojos
Todo lo que pienso de ti
Y de un mundo hecho a tu imagen

Y las noches y los días gobernados por tus párpados.

La muerte, el amor, la vida..., Paul Éluard

Creí que me rompería lo inmenso lo profundo.
Con mi pena desnuda, sin contacto, sin eco,
me tendí en mi prisión de puertas vírgenes
como un muerto sensato que había sabido morir.
Un muerto coronado sólo de su nada ...
Me tendí sobre las olas absurdas del verano
absorbido por amor a la ceniza.
La soledad me pareció más viva que la sangre.

Quería desunir la vida,
quería compartir la muerte con la muerte,
entregar mi corazón vacío a la vida
borrarlo todo, que no hubiera ni vidrio ni vaho...
Nada delante, nada detrás, nada entero.
Había eliminado el hielo de las manos juntas,
había eliminado la osamenta invernal
del voto de vivir que se anula.
Tú viniste y se reanimó el fuego,
cedió la sombra el frío,
aquí abajo se llenó de estrellas
y se cubrió la tierra.
De tu carne clara me sentí ligero...
Viniste, la soledad fue vencida,
tuve una guía sobre la tierra y supe
dirigirme, me sabía sin medida,
adelantaba ganaba tierra y espacio

Iba sin fin hacia la luz ...
La vida tenía un cuerpo, la esperanza tendía sus velas
promisoria de miradas confiadas para el alba.
De la noche surgía una cascada se sueños.

Los rayos de tus brazos entreabrían la niebla.
El primer rocío humedecía tu boca
deslumbrando reposo remplazaba el cansancio.
Yo amaba el amor como en mis primeros días.

Los campos están labrados las fábricas resplandecen
y el trigo hace su nido en una enorme marea,
las mieses, la vendimia, tienen muchos testigos,
nada es singular ni simple,
el mar está en los ojos del cielo o de la noche,
el bosque da a los árboles seguridad
y los muros de las casas tienen una piel común,
los caminos siempre se encuentran.

Los hombres están hechos para entenderse
para comprenderse, para amarse,
tienen hijos que serán padres de los hombres,
tienen hijos sin fuego ni lugar
que inventarán de nuevo a los hombres,
y la naturaleza y su patria
la de todos los hombres
la de todos los tiempos.

Versión de Andrés Holguín

Enamorada , Paul Éluard

Ella vive de pie sobre mis párpados
Sus cabellos están entre los míos
Tiene la forma exacta de mis manos
Y el color de mis ojos que la miran
Ella se hunde entre mi propia sombra
Como una piedra en el azul del cielo.

Ella tiene los ojos siempre abiertos
Y me impide dormir con su mirada
A plena luz sus sueños luminosos
Hacen evaporar todos los soles
Sus sueños me hacen sollozar reír
Y hablar sin tener nada que decir...

Versión de Andrés Holguín

El espejo de un momento, Paul Éluard

Disipa el día,
Muestra a los hombres las imágenes desligadas de la apariencia,
Quita a los hombres la posibilidad de distraerse,
Es duro como la piedra,
La piedra informe,
La piedra del movimiento y de la vista,
Y tiene tal resplandor que todas las armaduras y todas las máscaras
quedan falseadas.
Lo que la mano ha tomado ni siquiera se digna tomar la forma
de la mano,
Lo que ha sido comprendido ya no existe,
El pájaro se ha confundido con el viento,
El cielo con su verdad,
El hombre con su realidad.

De "Capitale de la douleur"

Versión de Aldo Pellegrini

Desfigurada apenas. Paul Éluard

Adiós tristeza.
Buenos días tristeza.
Estás inscrita en las líneas del techo.
Estás inscrita en los ojos que amo.
Tú no eres exactamente la miseria,
pues los más pobres labios te denuncian
por una sonrisa.
Buenos días tristeza.
Amor de los cuerpos amables,
potencia del amor ,
cuya amabilidad surge
como un monstruo incorpóreo.
Cabeza sin punta,
tristeza bello rostro.

Versión de Luis A. Cano

Al alba te amo... , Paul Éluard

Al alba te amo tengo toda la noche en las venas
Toda la noche te he contemplado
Tengo que adivinarlo todo me siento seguro en las tinieblas
Ellas me conceden el poder
De envolverte
De sacudirte deseo de vivir
En el seno de mi inmovilidad
El poder de revelarte
De liberarte de perderte
Llama invisible de día.

Si te vas la puerta se abre hacia el día
Si te vas la puerta se abre hacia mí mismo.

De "L'amour la poesie"

Versión de Aldo Pellegrini

Paul Éluard, Biografía




(Seudónimo de Eugène Grindel; Saint-Denis, 1895 - Charenton-le-Pont, 1952) Poeta francés, considerado el maestro de la poesía surrealista. Hijo de un agente inmobiliario, su familia perteneció a la pequeña burguesía y estudió en el Liceo Colbert. Después de pasar una temporada en Suiza, a causa de una grave enfermedad, volvió a París en 1913 y comenzó a escribir sus primeros poemas. En 1914 fue llamado a filas pero abandonó las armas afectado por una gangrena pulmonar.

Una vez acabada la guerra publicó su primera obra poética El deber y la inquietud (1917). En 1918 continuó con Poemas para la paz, y entró en contacto con Aragon, Breton, Soupault, Paulhan y Picabia, con quienes en París participó en todas las manifestaciones del movimiento dadaísta. Con ellos inauguró poco después el surrealismo. En 1921 publicó un pequeño libro titulado Les nécessités de la vie et les conséquences des rêves.

Éluard es el poeta del surrealismo por excelencia y uno de los miembros más destacados del movimiento; su perfil se distinguía del de sus contemporáneos y destacaba con personalidad propia. Utilizó un lirismo muy personal y el fin de su poesía fue descubrir y revelar lo real. Tanto lo onírico como la acción llevan al poeta hacia el amor, a una comunicación fraterna. En 1924 partió sin rumbo fijo, sin dar jamás una explicación del por qué de esa huida que duró siete meses. De regreso a París fue uno de los primeros en hacer una distinción entre textos surrealistas, relatos de sueños y poemas, al igual que también marcó la diferencia entre poesía involuntaria y poesía intencional.

Por entonces publicó Morir por no morir (1924), Capital del dolor (1926), El amor, la poesía (1929), La vie inmediate (1932), La rose publique (1934), Les yeux fertiles (1936), Les hommes et leurs animaux, les animaux et leurs hommes (1937), Chanson complète (1939), Donner à voir (1939), Choix de poèmes (1941) y La Inmaculada Concepción (1930), ésta última escrita en colaboración con A. Breton. Realizó un viaje por España, poco antes del estallido de la Guerra Civil, y a partir de ahí adoptó una postura comprometida con la política, aunque sin perder su estilo y temática personales.

Pasó en París la ocupación alemana, en 1942 se afilió al partido comunista y publicó varios textos de carácter poético en colaboración con la resistencia, uno de los cuales se convirtió en canto nacional. Poésie et vérité (1942), Dignes de vivre (1944) y Au rendez-vous allemand (1944) son obras que se fundamentarán en esas poesías clandestinas. Una vez acabada la guerra, abundó en la temática social: de esta época son Poèmes politiques (1948) y Une leçon de morale (1949); esta evolución respondía al deseo del autor de que el hombre se encuentre en armonía con la sociedad que le rodea.

A pesar de que el surrealismo deja en el poeta un lenguaje conciso y oscuro, idóneo para despertar cierta violencia, se puede decir de él que es un lírico excepcional que encuentra el equilibrio perfecto en la expresión de emociones contradictorias, donde el amor se opone a la desesperación y le sirve de contrapeso. Por ello, además de ser el máximo exponente de la poesía surrealista, Éluard ha pasado a la historia como uno de los grandes maestros de la lírica francesa. De manera póstuma se publicaron Lettres de jeunesse, avec poèmes inédits (1962) y Le poète et son ombre (1964).