Dudar es caminar en el mundo de las ideas
al mover una pieza en un juego de ajedrez;
es preguntarse siempre el porqué de lo que sea
dejando abierto el interrogante cada vez.
Dudar es andar esta vida cruel y humana
en el paso ebrio de su rígida estrechez
y saber lo que se sabe, poco y nada
sin encontrar casi nunca razón a lo que es.
Dudar es ir viviendo la muerte poco a poco
como en un encierro sofocante de vejez
enfocar las cosas y no obtener el foco
que las capture todas con perfecta nitidez.
Dudar es un buscar sabio sin encuentro
del pensar mismo en su insaciable avidez,
es el hombre en sí definido muy por dentro
en carne y alma con su incógnita a través.
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