jueves, 28 de enero de 2010

El Vampiro, Delmira Agustini

En el regazo de la tarde triste
Yo invoqué tu dolor...Sentirlo era
¡Sentirte el corazón! Palideciste
Hasta la voz, tus párpados de cera

Bajaron... y callaste... Pareciste
Oír pasar la Muerte... Yo que abriera
Tu herida mordí en ella —¿me sentiste?—
¡Como en el oro de un panal mordiera!

Y exprimí más, traidora, dulcemente
Tu corazón herido mortalmente,
Por la cruel daga y exquisita

De un mal sin nombre, ¡hasta sangrarlo en llanto!
Y las mil bocas de mi sed maldita
Tendí a esa fente abierta en tu quebranto.

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¿Por qué fui tu vampiro de amargura?
¿Soy flor o estirpe de una especie oscura
Que come llagas y que bebe el llanto?

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