viernes, 1 de marzo de 2013

Soledad sin olvido, Manuel Altolaguirre


¡Qué pena ésta de hoy!

Haberlo dicho todo,

volcando por completo

lo que pesaba tanto,

y ver luego que todo

se queda siempre dentro,

que las palabras fueron

espejos engañosos,

cristales habitados

por fantasmas sin vida;

que todo queda dentro

con sus negras presencias,

insistentes, doliendo.

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