domingo, 16 de junio de 2013

Internet, Antonio Aliberti


No renuncio a entrar a la red
y ser un punto virtual
entre millones de puntos virtuales
de todo el universo. Acepto el juego.
A lo que me opongo es a renunciar
a la caricia, a la palmada en el hombro
y, sobre todo, a prescindir
del antiguo saludo del sol,
los dedos de la lluvia
meciendo mi escasa cabellera.
Adhiero a la ilusión,
pero aspiro a la necesidad
de que el hombre se conmueva por el hombre.

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