Sentado en la puerta de mi cabaña
canto en voz baja.
La mañana, a mis pies,
me mira con sus puros ojos de doncella.
Por el camino ríen y cantan los enamorados.
¡Y nadie viene a acompañarme!
Sentado a la puerta de mi cabaña
sueño a las nubes.
El mediodía me contempla con sus quietos ojos.
En la floresta dorada se miran los amantes.
¡Y nadie viene a acompañarme!
Sentado a la puerta de mi cabaña callo, nostálgico.
La tarde me mira con sus ojos de cervato.
Hacía el río, en la penumbra morada,
se esfuman las parejas.
¡Y nadie viene a acompañarme!
Sentado a la puerta de mi cabaña
suspiro y estoy triste.
La noche me mira con sus ojos estrellados.
En el aire cálido palpitan
besos y caricias.
¡Y nadie viene a acompañarme!
No hay comentarios:
Publicar un comentario